¿Sientes que tu piel cambia sin razón durante el mes? A veces la notas luminosa, suave y sin imperfecciones. Y otras, de pronto, más grasa, apagada o con brotes que parecen salir sin motivo. Si te ha pasado, no estás sola. Tu piel también responde a los cambios hormonales del ciclo menstrual.
El cuerpo femenino atraviesa distintas fases hormonales cada mes. Y aunque solemos hablar de los cambios emocionales, el cansancio o los dolores físicos, la piel también se ve afectada de forma muy clara, especialmente si prestas atención a cómo se comporta en diferentes momentos del ciclo.
En este artículo, vas a conocer las cuatro fases del ciclo menstrual, cómo esos cambios afectan a tu piel y por qué entenderlas puede ayudarte a cuidar mejor tu rostro. Si alguna vez te has preguntado ¿por qué hoy mi piel está así?, ¿cómo afecta la regla a la piel? o incluso, ¿la menstruación es buena para la piel?, aquí tienes las respuestas respaldadas por ciencia y experiencia.
¡Sigue leyendo!
¿Cuáles son las 4 etapas del ciclo menstrual?
El ciclo menstrual tiene una duración promedio de 28 días, aunque puede extenderse o acortarse ligeramente, variando entre 25 y 35 días según cada persona.
Se divide en cuatro fases principales, y en cada una de ellas predominan ciertas hormonas que influyen directamente en cómo luce y se comporta tu piel.
Las 4 fases del ciclo menstrual son:
- Fase menstrual (días 1–5)
- Fase folicular (días 6–14)
- Ovulación (días 14–15)
- Fase lútea (días 15–28)
Cada fase está dominada por un perfil hormonal distinto, lo que modifica funciones clave en la piel como la producción de sebo, la renovación celular o el nivel de inflamación. Por eso, la piel no se comporta igual durante todo el mes.
Fase menstrual (Días 1–5)
En esta fase comienza el sangrado menstrual. El cuerpo elimina el revestimiento del útero y los niveles de estrógeno y progesterona caen al mínimo. Esta caída hormonal impacta el equilibrio general del organismo, incluyendo el sistema inmune, la energía, el estado de ánimo, y por supuesto, la piel.
Durante estos días, la piel puede sentirse más tirante, opaca o deshidratada. Muchas personas experimentan la piel apagada, deshidratada, con enrojecimientos, irritación, inflamación o una mayor reacción a productos que en otros momentos toleras sin problema. Si en la fase anterior aparecieron brotes, en esta etapa suelen encontrarse en proceso de cicatrización, pero pueden dejar marcas visibles.
Y aunque no es la mejor fase para tratamientos intensivos, sí es un buen momento para calmar, hidratar y usar productos suaves que respeten la barrera cutánea. Prioriza limpiadores suaves, hidratantes con ingredientes humectantes y evita exfoliaciones fuertes o activos agresivos.
Pero… ¿la menstruación es buena para la piel?
Esta pregunta se ha vuelto muy común, sobre todo porque algunas tendencias recientes han promovido el uso de la sangre menstrual como mascarilla facial, asegurando que tiene propiedades regenerativas o rejuvenecedoras. Sin embargo, hasta el momento no existe evidencia científica sólida que respalde estos beneficios cosméticos.
La sangre menstrual contiene células endometriales, moco cervical, secreciones vaginales y sangre, pero no hay estudios que demuestren que aplicarla directamente sobre la piel tenga efectos positivos reales. De hecho, al no ser estéril y contener bacterias, podría incluso aumentar el riesgo de infecciones o irritaciones si se aplica de forma tópica.
Por otro lado, lo que sí sabemos científicamente es que durante la menstruación la piel está en un momento más vulnerable, debido a la caída hormonal y al estado inflamatorio del organismo. Por eso, más que experimentar, lo más recomendable en esta etapa es cuidar con suavidad, reforzar la hidratación y permitir que la piel se recupere.
Fase folicular (Días 6–14)
Una vez finalizado el sangrado, el cuerpo se prepara para ovular. En esta etapa, los niveles de estrógeno comienzan a subir progresivamente, lo que tiene un efecto muy positivo en la piel: favorece la síntesis de colágeno, mejora la elasticidad, regula la hidratación, acelera la renovación celular y se afina la textura.
Gracias al aumento del estrógeno, la piel puede lucir más luminosa, firme, equilibrada y con menos imperfecciones. Los poros se ven menos visibles y es probable que necesites menos maquillaje. Esta es, sin duda, una de las fases más favorables para la piel: se siente bien y lo refleja.
Ovulación (Días 14–15)
En este breve pero importante momento del ciclo, se produce el pico máximo de estrógeno, y también un aumento notable de la hormona luteinizante (LH), que desencadena la liberación del óvulo. También puede haber un leve incremento de la testosterona.
La piel se encuentra en un momento óptimo: se ve radiante, con buena textura y vitalidad. Sin embargo, el aumento de LH y la posible elevación de la testosterona pueden estimular la producción de sebo. Esto puede dar lugar a poros más visibles o a la aparición de pequeños brotes, especialmente en pieles mixtas o con tendencia acneica.
Esta es una fase de equilibrio delicado: hay que mantener la hidratación sin saturar la piel con productos muy pesados.
Fase lútea (Días 15–28)
Tras la ovulación, el cuerpo entra en la fase lútea, en la que predominan los niveles elevados de progesterona. Esta hormona estimula las glándulas sebáceas, aumentando la producción de sebo y, en muchos casos, desequilibrios visibles: piel más grasa, brotes hormonales, poros dilatados o inflamación, especialmente en la zona T o mandibular.
En los últimos días del ciclo, cuando bajan también los niveles de estrógeno y progesterona, es común que la piel esté más reactiva y con tendencia a la hiperpigmentación post-acné. Esta fase suele coincidir con el síndrome premenstrual, así que tanto el humor como la piel pueden estar más sensibles.
¿Cómo saber en qué fase del ciclo estás?
Conocer tu ciclo no solo ayuda a planificar tus días, sino también a entender el comportamiento de tu piel y adaptarte a él con más conciencia. Aquí tienes algunas formas prácticas de saber en qué fase te encuentras:
1. Lleva un registro de tu ciclo
La forma más simple de empezar es anotar el primer día de tu menstruación (día 1 del ciclo) y contar a partir de ahí. Si tu ciclo es regular, puedes guiarte por la división general:
- Días 1–5: fase menstrual
- Días 6–14: fase folicular
- Días 14–15: ovulación
- Días 15–28: fase lútea
Este cálculo es orientativo, pero puede ayudarte a establecer una primera idea de tu ciclo y cómo se comporta tu piel en cada etapa.
2. Observa las señales de tu cuerpo
Más allá del calendario, tu cuerpo habla. Algunas pistas frecuentes son:
- Fase folicular: aumento de energía, estado de ánimo más estable, piel luminosa.
- Ovulación: flujo vaginal más claro y elástico, temperatura corporal basal más alta, piel radiante pero con brillo extra.
- Fase lútea: sensibilidad en los senos, hinchazón, cambios de humor, aparición de brotes, piel más grasa o inflamación en la piel.
- Menstruación: fatiga, sensibilidad aumentada, piel más opaca o deshidratada.
3. Usa apps de seguimiento menstrual
Hoy en día existen muchas aplicaciones gratuitas que te ayudan a registrar tu ciclo, predecir tu ovulación y llevar un control de síntomas físicos y emocionales. Algunas incluso te permiten anotar cómo se siente tu piel. Las más populares son Clue, Flo y My Calendar.
4. Escucha a tu piel
La piel también se convierte en una especie de calendario natural. Si empiezas a prestar atención a cómo cambia tu rostro en ciertos días del mes, es probable que identifiques patrones hormonales muy claros: cuándo se ve más brillante, cuándo aparecen imperfecciones, cuándo necesita más hidratación o más calma. Anotar esto puede ayudarte a anticiparte y cuidarla mejor.
Muchas veces, cuando vemos la piel desequilibrada, lo primero que hacemos es cambiar productos, probar tratamientos agresivos o pensamos que algo estamos haciendo mal. Pero la realidad es que gran parte de esos cambios visibles tiene que ver con algo más profundo: las hormonas y el ciclo menstrual.
Entender cómo cambia tu piel a lo largo del ciclo no solo te permite entender mejor tu cuerpo, sino también cuidarla con más inteligencia, compasión y realismo. Esto significa anticiparse a sus necesidades, ser más flexible con tu rutina y evitar sobre tratarla cuando lo único que necesita es calma o descanso.
No se trata de controlarlo todo, sino de acompañarla con conciencia.
En el próximo artículo te voy a contar cómo adaptar tu rutina de skincare en cada fase del ciclo menstrual, con ejemplos y consejos que realmente funcionan. Pero por ahora, quédate con esto: tu piel no es inconsistente, es cíclica. Y eso está bien.
Si este artículo te gustó o tienes preguntas sobre tu piel y el ciclo menstrual, déjalas en los comentarios. Nos encantará leerte y ayudarte a resolverlas. 💬✨
Y si quieres seguir aprendiendo sobre cómo cuidar tu piel, tu cabello o tu cuerpo en cada etapa de tu vida, te invitamos a explorar nuestro blog completo. Hablamos de bienestar, ciencia y belleza real, como tú. 💖